Encontrados 342 resultados para: Plata

  • y el rey David consagró también esos objetos, como lo había hecho con la plata y el oro provenientes de todas las naciones que había sometido: (II Samuel 8, 11)

  • Joab replicó al hombre que le dio la noticia: "Y si lo viste, ¿por qué no lo dejaste tendido allí mismo? ¡Yo ahora te hubiera dado diez siclos de plata y un cinturón!". (II Samuel 18, 11)

  • Pero el hombre dijo a Joab: "Aunque pudiera pesar en la palma de mi mano mil siclos de plata, no atentaría contra el hijo del rey. Porque en presencia nuestra el rey les impartió esta orden, a ti, a Abisai y a Itai: ‘¡Cuídenme bien al joven Absalón!’. (II Samuel 18, 12)

  • Los gabaonitas le dijeron: "No tenemos con Saúl y su familia ninguna queja por cuestiones de plata y oro, ni tenemos cuestiones con ningún otro hombre en Israel, para hacerlo morir". David respondió: "Haré por ustedes lo que me pidan". (II Samuel 21, 4)

  • Pero el rey dijo a Arauná: "¡De ninguna manera! La compraré por su debido precio; no voy a ofrecer al Señor, mi Dios, holocaustos que no cuestan nada". Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. (II Samuel 24, 24)

  • Así fue terminado todo el trabajo que hizo el rey Salomón en la Casa del Señor. Salomón llevó todas las ofrendas que había consagrado su padre David: la plata, el oro y los demás utensilios, y los depositó en los tesoros de la Casa del Señor. (I Reyes 7, 51)

  • Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y todo el mobiliario de la sala llamada Bosque del Líbano, de oro fino; no se usaba la plata, a la que en tiempos de Salomón no se la tenía en cuenta para nada. (I Reyes 10, 21)

  • Porque el rey tenía en el mar una flota mercante, junto con la flota de Jirám, y una vez cada tres años las naves llegaban cargadas de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (I Reyes 10, 22)

  • Y cada uno aportaba sus presentes: objetos de plata y oro, trajes, armas, perfumes, caballos y mulas. Así, año tras año. (I Reyes 10, 25)

  • El rey hizo que la plata fuera en Jerusalén tan común como las piedras, y que la madera de cedro fuera tan abundante como los sicómoros de la Sefelá. (I Reyes 10, 27)

  • Cada carro importado de Musrí costaba seiscientos siclos de plata; cada caballo, ciento cincuenta. En las mismas condiciones, por medio de esos agentes, se exportaban para todos los reyes hititas y para los reyes de Arám. (I Reyes 10, 29)

  • Él hizo llevar a la Casa del Señor las ofrendas consagradas por su padre y las que él mismo había consagrado: plata, oro y otros utensilios. (I Reyes 15, 15)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina