Encontrados 115 resultados para: Príncipes

  • Un rey ignorante es la ruina de su pueblo y una ciudad prospera por la inteligencia de los príncipes. (Eclesiástico 10, 3)

  • El aniquiló a los jefes enemigos y a todos los príncipes de los filisteos. (Eclesiástico 46, 18)

  • Tus príncipes son rebeldes y cómplices de ladrones; todos aman el soborno y corren detrás de los regalos; no hacen justicia al huérfano ni llega hasta ellos la causa de la viuda. (Isaías 1, 23)

  • El Señor entabla un pleito contra los ancianos y los príncipes de su pueblo. "¡Ustedes han arrasado la viña, tienen en sus casas lo que arrebataron al pobre! (Isaías 3, 14)

  • ¡Qué necios son los príncipes de Soán! ¡Los más sabios consejeros del Faraón forman un consejo de estúpidos! ¿Como pueden ustedes decir al Faraón: "Yo soy hijo de sabios, hijo de antiguos reyes"? (Isaías 19, 11)

  • ¡Se han enloquecido los príncipes de Soán, se ilusionan los príncipes de Nof, los dignatarios de sus tribus han extraviado a Egipto! (Isaías 19, 13)

  • Se pone la mesa, se extiende el tapiz, se come, se bebe. ¡De pie, príncipes, engrasen el escudo! (Isaías 21, 5)

  • ¿Quién ha concebido esto contra Tiro, la que repartía coronas, cuyos comerciantes eran príncipes y sus mercaderes, grandes de la tierra? (Isaías 23, 8)

  • S í, un rey reinará conforme a la justicia y los príncipes gobernarán según el derecho. (Isaías 32, 1)

  • Los nobles no proclamarán más un rey y todos sus príncipes serán aniquilados. (Isaías 34, 12)

  • Por eso execré a los príncipes consagrados, entregué a Jacob al exterminio total y a Israel, a los ultrajes. (Isaías 43, 28)

  • Así habla el Señor, el redentor y el Santo de Israel, al que es despreciado, al abominado de la gente, al esclavo de los déspotas: Al verte, los reyes se pondrán de pie, los príncipes se postrarán, a causa del Señor, que es fiel, y del Santo de Israel, que te eligió. (Isaías 49, 7)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina