Encontrados 2237 resultados para: Reino de Israel

  • Entonces Israel dijo: "¿Por qué me han causado este dolor, diciendo a ese hombre que tenían otro hermano?". (Génesis 43, 6)

  • Entonces Judá dijo a su padre Israel: "Envía al muchacho bajo mi responsabilidad, y ahora mismo nos pondremos en camino para poder sobrevivir. De lo contrario moriremos nosotros, tú y nuestros niños. (Génesis 43, 8)

  • Ya que tiene que ser así, continuó diciendo Israel, hagan lo siguiente: Pongan en sus equipajes los mejores productos del país, y regalen a aquel hombre un poco de bálsamo y un poco de miel, goma tragacanto, mirra, nueces y almendras. (Génesis 43, 11)

  • Así lo hicieron los hijos de Israel. De acuerdo con la orden del Faraón, José les dio unos carros y les entregó provisiones para el camino. (Génesis 45, 21)

  • Israel exclamó: "Ya es suficiente. ¡Mi hijo José vive todavía! Tengo que ir a verlo antes de morir". (Génesis 45, 28)

  • Israel partió llevándose todos sus bienes. Cuando llegó a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. (Génesis 46, 1)

  • Dios dijo a Israel en una visión nocturna: "¡Jacob, Jacob!". Él respondió: "Aquí estoy". (Génesis 46, 2)

  • Cuando Jacob salió de Berseba, los hijos de Israel hicieron subir a su padre, junto con sus hijos y sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para trasladarlos. (Génesis 46, 5)

  • Los nombres de los hijos de Israel -o sea, Jacob y sus hijos- que emigraron a Egipto son los siguientes: Rubén el primogénito de Jacob, (Génesis 46, 8)

  • Israel hizo que Judá se le adelantara y fuera a ver a José, para anunciarle su llegada a Gosen. Cuando llegaron a la región de Gosen, (Génesis 46, 28)

  • José hizo enganchar su carruaje y subió hasta allí para encontrarse con su padre Israel. Apenas este apareció ante él, José lo estrechó entre sus brazos, y lloró un largo rato, abrazado a su padre. (Génesis 46, 29)

  • Entonces Israel dijo a José: "Ahora sí que puedo morir, porque he vuelto a ver tu rostro y que vives todavía". (Génesis 46, 30)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina