Encontrados 110 resultados para: Sabio

  • La sabiduría hace más fuerte al sabio que diez magistrados de una ciudad. (Eclesiastés 7, 19)

  • Yo experimenté todo esto con sabiduría, pensando: "Voy a ser sabio". Pero ella está fuera de mi alcance: (Eclesiastés 7, 23)

  • ¿Quién es como el sabio y quién sabe interpretar los hechos? La sabiduría de un hombre ilumina su rostro, y así se transforma la aspereza de su semblante. (Eclesiastés 8, 1)

  • El que observa el mandamiento no experimenta ningún mal, y el corazón del sabio sabe que hay un tiempo y un juicio. (Eclesiastés 8, 5)

  • entonces yo vi toda la obra de Dios. El hombre no puede descubrir la obra que se hace bajo el sol. Por más que se esfuerce en buscar, no encuentra; y aunque el sabio diga que conoce, en realidad, nada puede descubrir. (Eclesiastés 8, 17)

  • Además, yo vi otra cosa bajo el sol: la carrera no la gana el más veloz, ni el más fuerte triunfa en el combate; el pan no pertenece al más sabio, ni la riqueza al más inteligente, ni es favorecido el más capaz, porque en todo interviene el tiempo y el azar. (Eclesiastés 9, 11)

  • Allí se encontraba un hombre pobre pero sabio, que salvó la ciudad con su sabiduría. A pesar de eso, nadie se acordó más de ese pobre hombre. (Eclesiastés 9, 15)

  • El sabio piensa rectamente, y el necio lo hace torcidamente. (Eclesiastés 10, 2)

  • Las palabras del sabio son recibidas con agrado, pero al necio lo pierde su propia lengua: (Eclesiastés 10, 12)

  • Cohélet, además de ser sabio, también enseñó la ciencia al pueblo; él pesó, examinó y ajustó numerosos proverbios. (Eclesiastés 12, 9)

  • Ellos verán el fin del sabio, pero no comprenderán los designios del Señor sobre él ni porque lo ha puesto en lugar seguro; (Sabiduría 4, 17)

  • Sólo uno es sabio, temible en extremo: el Señor, que está sentado en su trono. (Eclesiástico 1, 8)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina