Encontrados 364 resultados para: Samuel profeta

  • Ellos se reunieron en Mispá, sacaron agua y la derramaron delante del Señor; allí ayunaron aquel día, y dijeron: "¡Hemos pecado contra el Señor!". Y Samuel juzgó a los israelitas en Mispá. (I Samuel 7, 6)

  • y dijeron a Samuel: "No ceses de clamar por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que nos salve del poder de los filisteos". (I Samuel 7, 8)

  • Entonces Samuel tomó un corderito y lo ofreció entero en holocausto al Señor. Luego clamó al Señor en favor de Israel, y el Señor lo escuchó. (I Samuel 7, 9)

  • Mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos se acercaron a combatir contra Israel. Pero aquel día, el Señor lanzó sus truenos con gran fragor sobre los filisteos. Así sembró la confusión entre ellos, y fueron desbaratados por Israel. (I Samuel 7, 10)

  • Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mispá y El Diente, y la llamó Eben Ezer -que significa "Piedra del socorro"- porque dijo: "Hasta aquí nos ha socorrido el Señor". (I Samuel 7, 12)

  • Así fueron abatidos los filisteos, y ya no volvieron a incursionar en territorio de Israel. Mientras vivió Samuel, la mano del Señor se hizo sentir sobre los filisteos. (I Samuel 7, 13)

  • Samuel juzgó a Israel todos los días de su vida. (I Samuel 7, 15)

  • Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos como jueces de Israel. (I Samuel 8, 1)

  • Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel y acudieron a Samuel en Ramá. (I Samuel 8, 4)

  • A Samuel le disgustó que le dijeran: "Danos un rey para que nos gobierne", y oró al Señor. (I Samuel 8, 6)

  • El Señor dijo a Samuel: "Escucha al pueblo en todo lo que ellos digan, porque no es a ti a quien rechazan: me rechazan a mí, para que no reine más sobre ellos. (I Samuel 8, 7)

  • Samuel comunicó todas las palabras del Señor al pueblo que le pedía un rey, (I Samuel 8, 10)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina