Encontrados 379 resultados para: Sangre

  • Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. (Efesios 6, 12)

  • Y aunque mi sangre debiera derramarse como libación sobre el sacrificio y la ofrenda sagrada, que es la fe de ustedes, yo me siento dichoso y comparto su alegría. (Filipenses 2, 17)

  • Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz. (Colosenses 1, 20)

  • Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio, (Hebreos 2, 14)

  • Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote, llevando consigo la sangre que ofrece por sus faltas y las del pueblo. (Hebreos 9, 7)

  • entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. (Hebreos 9, 12)

  • Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, (Hebreos 9, 13)

  • ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente! (Hebreos 9, 14)

  • De allí que tampoco la primera Alianza fuera inaugurada sin derramamiento de sangre. (Hebreos 9, 18)

  • Efectivamente, cuando Moisés promulgó delante de todo el pueblo cada uno de los mandamientos escritos en la Ley, tomó la sangre de novillos y chivos -junto con el agua, la lana escarlata y el hisopo- y roció el Libro y también a todo el pueblo, (Hebreos 9, 19)

  • diciendo: Esta es la sangre de la Alianza que Dios ha establecido con ustedes. (Hebreos 9, 20)

  • De la misma manera, roció con sangre la Morada y todos los objetos del culto. (Hebreos 9, 21)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina