Encontrados 1988 resultados para: Ven

  • No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan. (Efesios 4, 29)

  • Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, (Efesios 6, 18)

  • Estoy firmemente convencido de que aquel que comenzó en ustedes la buena obra la irá completando hasta el Día de Cristo Jesús. (Filipenses 1, 6)

  • Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo (Filipenses 3, 8)

  • Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado. (Filipenses 3, 17)

  • Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. (Filipenses 3, 20)

  • Sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos. Ustedes sirven a Cristo, el Señor: (Colosenses 3, 24)

  • y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera. (I Tesalonicenses 1, 10)

  • instándoles a que lleven una vida digna del Dios que los llama a su Reino y a su gloria. (I Tesalonicenses 2, 12)

  • ya que nos impiden predicar a los paganos para que se salven. Así, constantemente están colmando la medida de sus pecados, pero la ira de Dios ha caído sobre ellos para siempre. (I Tesalonicenses 2, 16)

  • ¿Quién sino ustedes, son nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona de la que estaremos orgullosos delante de nuestro Señor Jesús, el Día de su Venida? (I Tesalonicenses 2, 19)

  • Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos. Amén. (I Tesalonicenses 3, 13)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina