Encontrados 12 resultados para: afligidos

  • Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos gorriones; de pronto, su estiércol caliente cayó sobre mis ojos, produciéndome unas manchas blancas. Me hice atender por los médicos, pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veía a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego. Así estuve cuatro años privado de la vista, y todos mis parientes estaban afligidos. Ajicar me proveyó de lo necesario durante dos años, hasta que partió para Elimaida. (Tobías 2, 10)

  • Ella se quitó su ropa de luto, para exaltar a los afligidos de Israel: ungió su rostro con perfumes, (Judit 16, 7)

  • Pone a los humildes en las alturas y los afligidos alcanzan la salvación. (Job 5, 11)

  • sana a los que están afligidos y les venda las heridas. (Salmos 147, 3)

  • Con gran espíritu, vio el fin de los tiempos, consoló a los afligidos de Sión, (Eclesiástico 48, 24)

  • sus tejedores se sentirán acongojados y todos los asalariados, afligidos. (Isaías 19, 10)

  • Porque los ídolos dan respuestas vanas, y los adivinos ven visiones engañosas, relatan sueños quiméricos y dan consuelos ilusorios. Por eso la gente ha partido como un rebaño, están afligidos porque no tienen pastor. (Zacarías 10, 2)

  • Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. (Mateo 4, 24)

  • Felices los afligidos, porque serán consolados. (Mateo 5, 4)

  • Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. (Mateo 11, 28)

  • Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. (Marcos 16, 10)

  • Pero Dios, que consuela a los afligidos, nos consoló con la llegada de Tito, (II Corintios 7, 6)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina