Encontrados 45 resultados para: cuyo

  • El escudero en cuyo brazo se apoyaba el rey tomó la palabra y dijo al hombre de Dios: "Aunque el Señor abriera ventanas en el cielo, ¿podría suceder una cosa así?". Eliseo replicó: "Verás esto con tus propios ojos, pero no lo comerás". (II Reyes 7, 2)

  • El rey había puesto a vigilar la Puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo aplastó contra la Puerta, y él murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey había bajado a encontrarse con él. (II Reyes 7, 17)

  • Abigail dio a luz a Amasá, cuyo padre fue Iéter el ismaelita. (I Crónicas 2, 17)

  • hijo de una mujer danita, cuyo padre era de Tiro. Él sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, las piedras preciosas, la madera, la púrpura escarlata, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. También sabe hacer toda clase de esculturas y ejecutar cualquier obra que se le proponga, junto con tus artesanos y los de tu padre David, mi señor. (II Crónicas 2, 13)

  • Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para sostener a aquellos cuyo corazón está con él íntegramente. En esto te has comportado como un necio. Por eso, de ahora en adelante vivirás en guerra". (II Crónicas 16, 9)

  • El rey de Israel dijo a Josafat: "Si, queda todavía un hombre por cuyo intermedio se podría consultar al Señor. Pero yo lo detesto, porque nunca me vaticina nada bueno, sino sólo desgracias: es Miqueas, hijo de Imlá". "No hable el rey de esa manera", replicó Josafat. (II Crónicas 18, 7)

  • ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! (Salmos 32, 2)

  • No sean irracionales como el caballo y la mula, cuyo brío hay que contener con el bozal y el freno para poder acercarse. (Salmos 32, 9)

  • ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia! (Salmos 33, 12)

  • El Señor asegura los pasos del hombre en cuyo camino se complace: (Salmos 37, 23)

  • ¡Feliz el pueblo que tiene todo esto, feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor! (Salmos 144, 15)

  • Luego atacó a los amonitas, y allí encontró un fuerte ejército y una población numerosa cuyo jefe era Timoteo. (I Macabeos 5, 6)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina