Encontrados 364 resultados para: derrota de los enemigos

  • El Señor envió entonces a Ierubaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel; así los libró de sus enemigos de alrededor, y ustedes vivieron seguros. (I Samuel 12, 11)

  • Los israelitas estaban exhaustos aquel día, porque Saúl había pronunciado sobre el pueblo esta imprecación: "Maldito el hombre que coma algo hasta la tarde, antes que me haya vengado de mis enemigos". Y nadie comió un solo bocado. (I Samuel 14, 24)

  • Si hoy la tropa hubiera comido del botín arrebatado al enemigo, ¡cuánto mayor habría sido la derrota de los filisteos!". (I Samuel 14, 30)

  • Una vez que Saúl asumió el poder real sobre Israel, hizo la guerra a todos sus enemigos de alrededor: a Moab, a los amonitas, a Edóm, a los reyes de Sobá y a los filisteos. Dondequiera que iba, salía victorioso. (I Samuel 14, 47)

  • Ahora ve y derrota a Amalec. Conságralo al exterminio con todo lo que posee y no lo perdones, mata a hombres y mujeres, niños y pequeños, vacas y ovejas, camellos y asnos". (I Samuel 15, 3)

  • Si él es capaz de combatir conmigo y me derrota, seremos esclavos de ustedes. Pero si yo puedo más que él y lo derroto, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán". (I Samuel 17, 9)

  • Saúl les dijo: "Háblenle así a David: ‘Como único precio a cambio de su hija, el rey quiere cien prepucios de filisteos, para vengarse de sus enemigos’". De esta manera, Saúl pensaba lograr que David cayera en manos de los filisteos. (I Samuel 18, 25)

  • Al reanudarse la guerra, David salió a combatir contra los filisteos; les infligió una gran derrota y ellos huyeron ante él. (I Samuel 19, 8)

  • seguirás siendo leal con mi casa para siempre, aun cuando el Señor haya extirpado de la superficie del suelo a cada uno de los enemigos de David". (I Samuel 20, 15)

  • Y Jonatán concluyó un pacto con la casa de David, en estos términos: "Que el Señor pida cuenta de esto a los enemigos de David". (I Samuel 20, 16)

  • David fue a Queilá con sus hombres; atacó a los filisteos, se llevó sus rebaños y les infligió una gran derrota. Así salvó David a los habitantes de Queilá. (I Samuel 23, 5)

  • Y ahora, ¡por la vida del Señor y por tu propia vida! es el mismo Señor el que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano. ¡Que tus enemigos y todos los que tratan de hacerte mal corran la misma suerte que Nabal! (I Samuel 25, 26)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina