Encontrados 33 resultados para: destrucción de estatuas

  • Porque él sabe bien que peca más que cualquier otro cuando de una materia terrestre fabrica objetos frágiles y estatuas. (Sabiduría 15, 13)

  • Hay vientos que fueron creados para el castigo, y en su furor, él los hace más impetuosos: en el momento de la destrucción, desencadenan su violencia y apaciguan el furor de aquel que los hizo. (Eclesiástico 39, 28)

  • muerte, sangre, rivalidad y espada, adversidad, hambre, destrucción y flagelo. (Eclesiástico 40, 9)

  • Así como mi mano alcanzó a los reinos de los ídolos, cuyas estatuas superaban las de Jerusalén y Samaría, (Isaías 10, 10)

  • Sí, aunque tu pueblo, Israel, sea como la arena del mar, sólo un resto volverá. La destrucción está decidida, desbordante de justicia. (Isaías 10, 22)

  • ¡Miren, llegan hombres montados, parejas de jinetes!". Luego retoma la palabra y dice: "¡Ha caído, ha caído Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses se han hecho añicos contra el suelo!". (Isaías 21, 9)

  • Tendrás por impuros a tus ídolos recubiertos de plata y a tus estatuas enchapadas en oro; los arrojarás como inmundicia, y les dirás: "¡Fuera de aquí!". (Isaías 30, 22)

  • ¡Ahí están! ¡Todos ellos no son nada, sus obras, absolutamente nada, sus estatuas, viento y vacío! (Isaías 41, 29)

  • ¡Bel se doblega, Nebo se desploma! Sus estatuas han sido puestas sobre bestias y animales de carga; los ídolos que ustedes llevaban en andas son una carga para el animal agotado. (Isaías 46, 1)

  • ¡Anúncienlo entre las naciones, proclámenlo, no lo oculten! Digan: ¡Babilonia ha sido tomada! ¡Bel se ha cubierto de vergüenza! ¡Marduc ha sido destrozado! ¡Sus estatuas han sido humilladas, están destrozados sus ídolos! (Jeremías 50, 2)

  • ¡Aquí estoy contra ti, Montaña de la Destrucción -oráculo del Señor- que destruías toda la tierra! Extenderé mi mano contra ti, te haré rodar de lo alto de las rocas y haré de ti una montaña de brasas. (Jeremías 51, 25)

  • Entonces llegaron seis hombres del lado de la puerta superior que mira hacia el norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. En medio de ellos había un hombre vestido de lino, con la cartera de escriba en la cintura. Todos entraron y se detuvieron delante del altar de bronce. (Ezequiel 9, 2)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina