Encontrados 26 resultados para: incircuncisos
Cuando entren en la tierra y planten árboles frutales de todas clases, deberán considerar sus frutos como algo prohibido: durante tres años los dejarán incircuncisos, y no se los podrá comer. (Levítico 19, 23)
Pero en lugar de ellos suscitó a sus hijos; y fue a estos a los que circuncidó Josué, ya que estaban incircuncisos porque no los habían circuncidado durante la travesía. (Josué 5, 7)
Su padre y su madre le replicaron: "¿No hay ninguna mujer entre las hijas de tus hermanos y en todo tu pueblo, para que vayas a buscarte una mujer entre esos filisteos incircuncisos?". Pero Sansón dijo a su padres: "Tráemela, porque esa es la que a mí me gusta". (Jueces 14, 3)
Luego sintió mucha sed e invocó al Señor, diciendo: "Tú has concedido esta gran victoria por intermedio de tu servidor, y ahora ¿voy a morir de sed y a caer en manos de los incircuncisos?". (Jueces 15, 18)
Jonatán dijo a su escudero: "Vamos a cruzarnos a la guarnición de esos incircuncisos. Pueda ser que el Señor intervenga a favor nuestro, ya que nada le impide dar la victoria, sea con muchos o con pocos". (I Samuel 14, 6)
Saúl dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame, no sea que esos incircuncisos vengan a traspasarme, para vergüenza mía". Pero su escudero no quiso hacerlo, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. (I Samuel 31, 4)
¡No lo anuncien en Gat, no lo publiquen por las calles de Ascalón; que no se alegren las hijas de los filisteos, ni lo celebren las hijas de los incircuncisos! (II Samuel 1, 20)
Saúl dijo a su escudero: "Saca tu espada y traspásame, no sea que vengan esos incircuncisos, para vergüenza mía". Pero su escudero no quiso hacerlo, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se arrojó sobre ella. (I Crónicas 10, 4)
sabes que yo detesto la gloria de los impíos y me horroriza el lecho de los incircuncisos y el de cualquier extranjero. (Ester 14, 15)
y circuncidando por la fuerza a los niños incircuncisos que hallaron en el territorio de Israel. (I Macabeos 2, 46)
¿A quién hablar, a quién advertir para que escuchen? Sus oídos están incircuncisos, no pueden prestar atención; la palabra del Señor se ha convertido en un oprobio para ellos, ¡no la quieren! (Jeremías 6, 10)
Tendrás la muerte de los incircuncisos, en manos de extranjeros, porque yo he hablado -oráculo del Señor-. (Ezequiel 28, 10)