Encontrados 1049 resultados para: libro de la vida
Además, el Señor te enviará todas las enfermedades y todas las desgracias que no están escritas en el libro de esta Ley, hasta que seas exterminado. (Deuteronomio 28, 61)
Tu vida estará pendiente de un hilo; día y noche sentirás temor y no tendrás ninguna seguridad de sobrevivir. (Deuteronomio 28, 66)
el Señor no lo perdonará. Al contrario, la ira y los celos del Señor se encenderán contra ese hombre, hasta que cada una de las sanciones enumeradas en este Libro caigan sobre él, y el Señor borre su nombre de la tierra. (Deuteronomio 29, 19)
El Señor lo apartará, para su desgracia, de todas las tribus de Israel, conforme a las sanciones de la alianza consignadas en el libro de esta Ley. (Deuteronomio 29, 20)
Por eso el Señor se irritó contra este país y atrajo sobre él todas las maldiciones consignadas en este Libro. (Deuteronomio 29, 26)
El Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma, y así tengas vida. (Deuteronomio 30, 6)
Todo esto te sucederá porque habrás escuchado la voz del Señor, tu Dios, y observado sus mandamientos y sus leyes, que están escritas en este libro de la Ley, después de haberte convertido al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. (Deuteronomio 30, 10)
Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. (Deuteronomio 30, 15)
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, (Deuteronomio 30, 19)
con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob. (Deuteronomio 30, 20)
"Tomen este Libro y pónganlo junto al Arca de la Alianza del Señor, su Dios. Que esté presente allí como un testigo contra ti. (Deuteronomio 31, 26)
Miren bien que yo, sólo yo soy, y no hay otro dios junto a mí. Yo doy la muerte y la vida, yo hiero y doy la salud, y no hay nadie que libre de mi mano. (Deuteronomio 32, 39)