Encontrados 185 resultados para: llamado

  • Hermanos, que cada uno permanezca delante de Dios en el estado en que se encontraba cuando fue llamado. (I Corintios 7, 24)

  • Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. (I Corintios 15, 9)

  • Él, no solamente respondió a mi llamado, sino que, con más solicitud que nunca y por propia iniciativa, ha decidido ir a verlos. (II Corintios 8, 17)

  • y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús. (Filipenses 3, 14)

  • Igualmente los saluda Jesús, el que es llamado Justo. De los que provienen del Judaísmo, estos son los únicos que trabajan conmigo por el Reino de Dios: por eso han sido un consuelo para mí. (Colosenses 4, 11)

  • Pensando en esto, rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. (II Tesalonicenses 1, 11)

  • Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. (I Timoteo 6, 12)

  • Él nos salvó y nos eligió con su santo llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo Jesús, desde toda la eternidad, (II Timoteo 1, 9)

  • Por lo tanto, hermanos, ustedes que han sido santificados y participan de un mismo llamado celestial, piensen en Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de la fe que profesamos. (Hebreos 3, 1)

  • Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón. (Hebreos 5, 4)

  • En él se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo. (Hebreos 9, 2)

  • Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos. (Hebreos 9, 3)


“Uma só coisa é necessária: estar perto de Jesus”. São Padre Pio de Pietrelcina