Encontrados 679 resultados para: mano

  • El rey le dijo: "¿Por qué no adoras a Bel?". Él le respondió: "Yo no venero ídolos hechos por la mano del hombre, sino sólo al Dios viviente que ha creado el cielo y la tierra y que tiene dominio sobre todo ser viviente". (Daniel 14, 5)

  • Ahora descubriré su deshonra a la vista de todos sus amantes, y nadie la librará de mi mano. (Oseas 2, 12)

  • En la fiesta de nuestro rey, los príncipes se enervan bajo los ardores del vino; él tiende la mano a esos burlones. (Oseas 7, 5)

  • Canaán tiene en su mano balanzas falsas, le gusta defraudar. (Oseas 12, 8)

  • Pongan mano a la hoz: la mies está madura; vengan a pisar: el lagar está lleno; las cubas desbordan: ¡tan grande es su maldad! (Joel 4, 13)

  • extirparé de Asdod a los habitantes, y de Ascalón al que empuña el cetro; volveré mi mano contra Edóm, y el resto de los filisteos perecerá, dice el Señor. (Amós 1, 8)

  • Como cuando alguien huye de un león y se topa con un oso; o al entrar en su casa, apoya su mano contra la pared y lo muerde una serpiente... (Amós 5, 19)

  • El Señor me hizo ver esto: Él estaba de pie junto a un muro, con una plomada en la mano. (Amós 7, 7)

  • Si fuerzan la entrada del Abismo, mi mano los sacará de allí; si suben hasta el cielo, de allí los derribaré; (Amós 9, 2)

  • ¡No entres por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina! ¡No te regocijes, también tú, al ver su desgracia en el día de su ruina! ¡No extiendas tu mano hacia sus riquezas en el día de su ruina! (Abdías 1, 13)

  • ¡Ay de los que proyectan iniquidades y traman el mal durante la noche! Al despuntar el día, lo realizan, porque tienen el poder en su mano. (Miqueas 2, 1)

  • Retuércete y sufre, hija de Sión, como una parturienta, porque ahora vas a salir de la ciudad y habitarás al descampado. Tú llegarás hasta Babilonia y allí serás liberada; allí el Señor te redimirá de la mano de tus enemigos. (Miqueas 4, 10)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina