Encontrados 936 resultados para: muros de Jerusalén
Pero el hombre no quiso quedarse, sino que se levantó y partió. Así llegó frente a Jebús -o sea, Jerusalén- llevando consigo los dos asnos cargados, además de su concubina y su servidor. (Jueces 19, 10)
David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero dejó las armas en su propia carpa. (I Samuel 17, 54)
Depositaron las armas de Saúl en el templo de Astarté y colgaron su cadáver en los muros de Betsán. (I Samuel 31, 10)
todos los hombres valientes emprendieron la marcha y, después de caminar toda la noche, retiraron de los muros de Betsán el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos; luego volvieron a Iabés y allí los quemaron. (I Samuel 31, 12)
En Hebrón reinó siete años y seis meses sobre Judá, y en Jerusalén, treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. (II Samuel 5, 5)
El rey avanzó con sus hombres sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban en el país. Pero estos dijeron a David: "Tú no entrarás aquí. Los ciegos y los inválidos bastarán para impedírtelo". Con esto querían decir: "David nunca podrá entrar aquí". (II Samuel 5, 6)
Estos son los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, (II Samuel 5, 14)
David se apoderó de los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadadézer, y se los llevó a Jerusalén. (II Samuel 8, 7)
y este habitaba en Jerusalén, porque compartía siempre la mesa del rey. Meribaal rengueaba de ambos pies. (II Samuel 9, 13)
Cuando los amonitas vieron que los arameos habían huido, también ellos huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Joab, por su parte, suspendió su campaña contra los amonitas y volvió a Jerusalén. (II Samuel 10, 14)
Al comienzo del año, en la época en que los reyes salen de campaña, David envió a Joab con sus servidores y todo Israel, y ellos arrasaron a los amonitas y sitiaron Rabá. Mientras tanto, David permanecía en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)
David dijo entonces a Urías: "Quédate aquí todavía hoy, y mañana te dejaré partir". Urías se quedó en Jerusalén aquel día y el día siguiente. (II Samuel 11, 12)