Encontrados 244 resultados para: pies
no se quitarán el turbante de la cabeza ni las sandalias de los pies, no se lamentarán, ni llorarán, sino que se consumirán a causa de sus culpas y gemirán unos con otros. (Ezequiel 24, 23)
¿No les basta con apacentarse en buenos pastizales, que pisotean el resto del pasto? ¿No les basta con beber agua limpia, que enturbian el resto con sus pies? (Ezequiel 34, 18)
¡Así mis ovejas tienen que comer lo que ustedes han pisoteado, y tienen que beber lo que ustedes han enturbiado con sus pies! (Ezequiel 34, 19)
Yo profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso. (Ezequiel 37, 10)
La voz me dijo: "Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde se asienta la planta de mis pies. Aquí habitaré para siempre en medio de los israelitas. El pueblo de Israel no profanará más mi Nombre: ni ellos ni sus reyes con sus prostituciones, ni los cadáveres de sus reyes con sus tumbas. (Ezequiel 43, 7)
sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla. (Daniel 2, 33)
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó. (Daniel 2, 34)
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte del hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez del hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; (Daniel 2, 41)
pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil. (Daniel 2, 42)
Te han expulsado hasta las fronteras, todos tus aliados te han engañado; tus amigos te han derrotado, los que compartían tu pan tendieron un lazo bajo tus pies: "¡Ya no hay más inteligencia en él!". (Abdías 1, 7)
El señor es lento para enojarse, pero es grande en poder y no deja a nadie impune. Él camina en la tempestad y el huracán, la nube es el polvo de sus pies. (Nahún 1, 3)
El Señor, mi Señor, es mi fortaleza: él da a mis pies la agilidad de las gacelas y me hace caminar por las alturas. Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. (Habacuc 3, 19)