Encontrados 31 resultados para: protección divina

  • Entonces Abraham dijo a Dios: "Basta con que Ismael viva feliz bajo tu protección". (Génesis 17, 18)

  • El Señor es mi fuerza y mi protección, él me salvó. Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza. (Exodo 15, 2)

  • Todo Israel oyó hablar de la sentencia que había pronunciado el rey; y sintieron por él un gran respeto, porque vieron que había en él una sabiduría divina para hacer justicia. (I Reyes 3, 28)

  • Tobit exclamó: "¡Bendito seas, hermano!". Después llamó a su hijo y le dijo: "Hijo mío, prepara lo necesario para el viaje y parte con tu hermano. El Dios que está en el cielo los proteja y los haga volver a mi lado sanos y salvos. ¡Que su ángel los acompañe con su protección, hijo mío!". Tobías salió para ponerse en camino, y abrazó a su padre y a su madre. Tobit le dijo: "¡Buen viaje!". (Tobías 5, 17)

  • Salmo de Asaf. El Señor se levanta en la asamblea divina y juzga en medio de los dioses; (Salmos 82, 1)

  • El Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación. (Salmos 118, 14)

  • Mientras él yacía derribado por la fuerza divina, sin habla y sin esperanza de salvación, (II Macabeos 3, 29)

  • "Si tienes algún enemigo o alguien que conspira contra el gobierno, envíalo allá y volverá molido a golpes, si es que logra salvar su vida. Porque te aseguro que una fuerza divina rodea aquel lugar: (II Macabeos 3, 38)

  • Al amanecer, ya todo había terminado, gracias a la protección que el Señor había brindado a Judas. (II Macabeos 13, 17)

  • Judas mandó colgar de la Ciudadela la cabeza de Nicanor, como un signo manifiesto y visible a todos de la protección del Señor. (II Macabeos 15, 35)

  • Por eso, los santos hijos de los justos ofrecieron sacrificios en secreto, y establecieron de común acuerdo esta ley divina: que los santos compartirían igualmente los mismos bienes y los mismos peligros; y ya entonces entonaron los cantos de los Padres. (Sabiduría 18, 9)

  • También los justos experimentaron la muerte, y una multitud fue masacrada en el desierto. Pero la ira divina no duró mucho tiempo, (Sabiduría 18, 20)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina