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Diles además: Si un hombre de la casa de Israel o alguno de los extranjeros que residen en medio de ustedes, ofrece un holocausto o un sacrificio, (Levítico 17, 8)
Cuando ofrezcan al Señor un sacrificio de comunión, lo harán de tal manera que les sea aceptado. (Levítico 19, 5)
La víctima deberá ser comida el mismo día en que ofrezcan el sacrificio, o al día siguiente, y lo que quede para el tercer día, será quemado. (Levítico 19, 6)
El hombre llevará un carnero a la entrada de la Carpa del Encuentro, como sacrificio de reparación al Señor. (Levítico 19, 21)
o si toca algún animal o algún ser humano que lo hace impuro -cualquiera sea la clase de impureza- (Levítico 22, 5)
Y si alguien -sea en cumplimiento de un voto especial o como ofrenda voluntaria- presenta al Señor en sacrificio de comunión un animal del ganado mayor o menor, para que esa ofrenda le sea aceptada, tendrá que ser sin defecto: no habrá en ella ninguna imperfección. (Levítico 22, 21)
Cuando ofrezcan al Señor un sacrificio de acción de gracias, háganlo de tal manera que les sea aceptado. (Levítico 22, 29)
También ofrecerán un chivo como sacrificio por el pecado, y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. (Levítico 23, 19)
Entonces el sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto, y practicará el rito de expiación en favor de ese hombre, por la falta en que incurrió a causa del cadáver. Ese mismo día volverá a consagrar su cabeza: (Números 6, 11)
se consagrará al Señor por el tiempo de su nazireato y presentará un cordero de un año como sacrificio de reparación. El tiempo anterior no se tomará en cuenta, porque su cabello consagrado se había vuelto impuro. (Números 6, 12)
y allí presentará, como ofrenda al Señor, dos corderos -un macho y una hembra- de un año y sin defecto, el primero para un holocausto y el segundo para un sacrificio por el pecado; un carnero sin defecto para un sacrifico de comunión; (Números 6, 14)
El sacerdote presentará todo esto delante del Señor, y ofrecerá el sacrificio por el pecado y el holocausto. (Números 6, 16)