Encontrados 40 resultados para: salía

  • De todas las poblaciones judías de los alrededores salía gente que los fue envolviendo, hasta obligarlos a volverse unos contra otros. (I Macabeos 7, 46)

  • ¡Qué glorioso era, rodeado de su pueblo, cuando salía detrás del velo! (Eclesiástico 50, 5)

  • Pero yo no te instigué a mandar una desgracia ni he deseado el día irreparable. Tú lo sabes: lo que salía de mi boca está patente delante de tu rostro. (Jeremías 17, 16)

  • Y cuando la vasija que estaba haciendo le salía mal, como suele pasar con la arcilla en manos del alfarero, él volvía a hacer otra, según le parecía mejor. (Jeremías 18, 4)

  • Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro. (Ezequiel 1, 4)

  • El hombre me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del altar. (Ezequiel 47, 1)

  • Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. (Marcos 10, 46)

  • Cuando Jesús salía del Templo, uno de sus discípulos le dijo: «¡Maestro, mira qué piedras enormes y qué construcción!». (Marcos 13, 1)

  • A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. (Marcos 16, 2)

  • y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. (Lucas 6, 19)

  • Pero Jesús respondió: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza salía de mí». (Lucas 8, 46)

  • Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí. (Juan 11, 31)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina