Encontrados 167 resultados para: Abner y Joab

  • Respondió Joab: «¡Vive Yahveh, que de no haber hablado tú, mi gente no hubiera dejado de perseguir cada uno a su hermano hasta el alba!» (II Samuel 2, 27)

  • Joab hizo sonar el cuerno: toda la tropa se detuvo y no persiguió más a Israel; así cesó el combate. (II Samuel 2, 28)

  • Abner y sus hombres marcharon toda la noche por la Arabá, pasaron el Jordán y, después de caminar toda la mañana, llegaron a Majanáyim. (II Samuel 2, 29)

  • Joab se volvió de la persecución de Abner y reunió todo el ejército; de los veteranos de David faltaban diecinueve hombres, además de Asahel. (II Samuel 2, 30)

  • Los veteranos de David mataron de Benjamín y de los hombres de Abner 360 hombres. (II Samuel 2, 31)

  • Se llevaron a Asahel y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén. Joab y sus hombres caminaron toda la noche y despuntaba el día cuando llegaron a Hebrón. (II Samuel 2, 32)

  • Durante la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner adquirió predominio en la casa de Saúl. (II Samuel 3, 6)

  • Había tenido Saúl una concubina, llamada Rispá, hija de Ayyá, y Abner la tomó. Pero Isbaal dijo a Abner: «¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?» (II Samuel 3, 7)

  • Abner se irritó mucho por las palabras de Isbaal y respondió: «¿Soy yo una cabeza de perro? Hasta hoy he favorecido a la casa de tu padre Saúl, a sus hermanos y sus amigos, para que no cayeras en manos de David, ¿y hoy me llamas la atención por una falta con esta mujer? (II Samuel 3, 8)

  • Esto haga Dios a Abner y esto le añada si no cumplo a David lo que Yahveh le ha jurado, (II Samuel 3, 9)

  • Isbaal no se atrevió a contestar una palabra a Abner, por el miedo que le tenía. (II Samuel 3, 11)

  • Envió Abner mensajeros para decir a David: «... Haz un pacto conmigo y me pondré de tu parte para traer a ti todo Israel.» (II Samuel 3, 12)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina