Encontrados 103 resultados para: Angustia

  • El rey hizo este juramento: «Vive Yahveh que libró mi alma de toda angustia, (I Reyes 1, 29)

  • Ellos le dijeron: «Así habla Ezequías: Este día es día de angustia, de castigo y de vergüenza. Los hijos están para salir del seno, pero no hay fuerza para dar a luz. (II Reyes 19, 3)

  • David respondió a Gad: «Estoy en gran angustia. Pero ¡caiga yo en manos de Yahveh, que es grande su misericordia, y no caiga en manos de los hombres!» (I Crónicas 21, 13)

  • Mas cuando en su angustia se vuelva a Yahveh, el Dios de Israel, y le busque, él se dejará hallar de ellos. (II Crónicas 15, 4)

  • "Si viene sobre nosotros algún mal, espada, castigo, peste o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de ti, porque tu Nombre reside en esta Casa; clamaremos a tí en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás." (II Crónicas 20, 9)

  • Cuando se vio en angustia, quiso aplacar a Yahveh su Dios, humillándose profundamente en presencia del Dios de sus padres. (II Crónicas 33, 12)

  • Sus muchos frutos son para los reyes, que por nuestros pecados tú nos impusiste, y que a capricho dominan nuestras personas, cuerpos y ganados. ¡En gran angustia nos hallamos! (Nehemías 9, 37)

  • El Señor oyó su voz y vio su angustia. El pueblo ayunó largos días en toda Judea y en Jerusalén, ante el santuario del Señor Omnipotente. (Judit 4, 13)

  • Las siervas y ennucos de Ester vinieron a comunicárselo. La reina se llenó de angustia y mandó enviar a Mardoqueo vestidos para que se vistiese y se quitase el sayal, pero él no quiso. (Ester 4, 4)

  • Día de tinieblas y oscuridad, tribulación y angustia, ruina y gran turbación sobre la tierra. (Ester 11, 8)

  • Por su parte, la reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia. (Ester 14, 1)

  • Despojándose de sus magníficos vestidos, se vistió de angustia y duelo. En vez de exquisitos perfumes, echó sobre su cabeza ceniza y suciedad, humilló su cuerpo hasta el extremo, encubrió, con sus desordenados cabellos la gozosa belleza de su cuerpo, (Ester 14, 2)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina