Encontrados 17 resultados para: Edén

  • Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. (Génesis 2, 8)

  • De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos. (Génesis 2, 10)

  • Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. (Génesis 2, 15)

  • Y le echó Yahveh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde habiá sido tomado. (Génesis 3, 23)

  • Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida. (Génesis 3, 24)

  • Caín salió de la presencia de Yahveh, y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén. (Génesis 4, 16)

  • Levantáronse entonces los levitas Májat, hijo de Amasay, y Joel, hijo de Azarías, de los hijos de Quehat; Quis, hijo de Abdí, y Azarías, hijo de Yallelel, de los hijos de Merarí; Yoaj, hijo de Zimmá, y Eden, hijo de Yoaj, de los hijos de los guersonitas; (II Crónicas 29, 12)

  • En las ciudades sacerdotales estaban permanentemente bajo sus órdenes Eden, Minyamín, Yesúa, Semaías, Amarías y Sekanías, para repartir a sus hermanos, así grandes como chicos, según sus clases, (II Crónicas 31, 15)

  • Cuando haya consolado Yahveh a Sión, haya consolado todas sus ruinas y haya trocado el desierto en Edén y la estepa en Paraíso de Yahveh, recocijo y alegría se encontrarán en ella, alabanza y son de canciones. (Isaías 51, 3)

  • Jarán, Kanné y Edén, los mercaderes de Sabá, de Asur y de Kilmad traficaban contigo. (Ezequiel 27, 23)

  • En Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas formaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, aderezados desde el día de tu creación. (Ezequiel 28, 13)

  • Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios. (Ezequiel 31, 9)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina