Encontrados 256 resultados para: Guerra

  • Todos sus hermanos y los que habían seguido a su padre le ofrecieron apoyo y sostuvieron con entusiasmo la guerra de Israel. (I Macabeos 3, 2)

  • El dilató la gloria de su pueblo; como gigante revistió la coraza y se ciñó sus armas de guerra. Empeñó batallas, protegiendo al ejército con su espada, (I Macabeos 3, 3)

  • Apolonio reunió gentiles y una numerosa fuerza de Samaría para llevar la guerra a Israel. (I Macabeos 3, 10)

  • Serón, general del ejército de Siria, al saber que Judas había congregado en torno suyo una multitud de fieles y gente de guerra, (I Macabeos 3, 13)

  • que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo. (I Macabeos 3, 19)

  • Se convocó la asamblea para prepararse a la guerra, hacer oración y pedir piedad y misericordia. (I Macabeos 3, 44)

  • mientras veían el campamento de los gentiles fuerte, bien atrincherado, rodeado de la caballería y todos diestros en la guerra. (I Macabeos 4, 7)

  • Judas movió la guerra a los hijos de Esaú en Idumea, al país de Acrabatena, porque tenían asediados a los israelitas. Les infligió fuerte derrota, les rechazó y se alzó con sus despojos. (I Macabeos 5, 3)

  • La gente de guerra tomó posición y Judas atacó la ciudad todo aquel día y toda la noche, hasta que cayó en sus manos. (I Macabeos 5, 50)

  • El año 150, una vez reunidos, dieron comienzo al sitio de la Ciudadela y construyeron plataformas de tiro e ingenios de guerra. (I Macabeos 6, 20)

  • El número de sus fuerzas era de 10.000 infantes, 20.000 jinetes y 32 elefantes adiestrados para la guerra. (I Macabeos 6, 30)

  • Viniendo por Idumea, pusieron cerco a Bet Sur y la atacaron durante mucho tiempo, valiéndose de ingenios de guerra. Pero los sitiados, en salidas que hacían, se los quemaban y peleaban valerosamente. (I Macabeos 6, 31)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina