Encontrados 789 resultados para: Jesús resucitado

  • Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le habéis recibido; (Colosenses 2, 6)

  • Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos. (Colosenses 2, 12)

  • Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (Colosenses 3, 1)

  • y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre. (Colosenses 3, 17)

  • Os saluda también Jesús, llamado Justo; son los únicos de la circuncisión que colaboran conmigo por el Reino de Dios y que han sido para mí un consuelo. (Colosenses 4, 11)

  • Os saluda Epafras, vuestro compatriota, siervo de Cristo Jesús, que se esfuerza siempre a favor vuestro en sus oraciones, para que os mantengáis perfectos cumplidores de toda voluntad divina. (Colosenses 4, 12)

  • y esperar así a su Hijo Jesús que ha de venir de los cielos, a quien resucitó de entre los muertos y que nos salva de la Cólera venidera. (I Tesalonicenses 1, 10)

  • Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las Iglesias de Dios que están en Judea, en Cristo Jesús, pues también vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos; (I Tesalonicenses 2, 14)

  • Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su Venida, sino vosotros? (I Tesalonicenses 2, 19)

  • Que Dios mismo, nuestro Padre y nuestro Señor Jesús orienten nuestros pasos hacia vosotros. (I Tesalonicenses 3, 11)

  • Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más. (I Tesalonicenses 4, 1)

  • Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús. (I Tesalonicenses 4, 2)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina