Encontrados 425 resultados para: Naciones

  • Mi Dios los rechazará porque no le han escuchado, y andarán errantes entre las naciones. (Oseas 9, 17)

  • Entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: «¡Perdona, Yahveh, a tu pueblo, y no entregues tu heredad al oprobio a la irrisión de las naciones! ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?» (Joel 2, 17)

  • Respondió Yahveh y dijo a su pueblo: «He aquí que yo os envío grano, mosto y aceite virgen: os hartaréis de ello, y no os entregaré más al oprobio de las naciones. (Joel 2, 19)

  • congregaré a todas las naciones y las haré bajar al Valle de Josafat: allí entraré en juicio con ellas, acerca de mi pueblo y mi heredad, Israel. Porque lo dispersaron entre las naciones, y mi tierra se repartieron. (Joel 4, 2)

  • Publicad esto entre las naciones: ¡Proclamad la guerra, incitad a los bravos! ¡Que avancen y suban todos los hombres de guerra! (Joel 4, 9)

  • ¡Daos prisa, venid, naciones todas circundantes, y congregaos allá! (¡Haz bajar, Yahveh, a tus bravos!) (Joel 4, 11)

  • «¡Despiértense y suban las naciones al Valle de Josafat! Que allí me sentaré yo para juzgar a todas las naciones circundantes. (Joel 4, 12)

  • ¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sión, y de los confiados en la montaña de Samaria, los notables de la capital de las naciones, a los que acude la casa de Israel! (Amós 6, 1)

  • Pues he aquí que yo doy orden, y zarandearé a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea con la criba sin que ni un grano caiga en tierra. (Amós 9, 9)

  • para que posean lo que queda de Edom y de todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre, oráculo de Yahveh, el que hace esto. (Amós 9, 12)

  • Visión de Abdías. Así dice el Señor Yahveh a Edom: Una nueva he oído de parte de Yahveh, un mensajero ha sido enviado entre las naciones: «¡En pie, levantémonos contra él en guerra!» (Abdías 1, 1)

  • Mira, yo te he hecho pequeño entre las naciones, bien despreciable eres. (Abdías 1, 2)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina