Encontrados 253 resultados para: Oído

  • y les dijo: «¿Por qué os portáis de ese modo que yo mismo he oído comentar a todo el pueblo? (I Samuel 2, 23)

  • Cuando los filisteos supieron que los israelitas se habían reunido en Mispá, subieron los tiranos de los filisteos contra Israel. Habiéndolo oído los israelitas, temieron a los filisteos (I Samuel 7, 7)

  • Jonatán no había oído la imprecación que su padre había pronunciado sobre el pueblo y alargó la punta de la vara que tenía en la mano, la metió en el panal y después llevó la mano a su boca y le brillaron los ojos. (I Samuel 14, 27)

  • Dijo David: «Yahveh, Dios de Israel, tu siervo ha oído que Saúl intenta venir a Queilá para destruir la ciudad por mi causa. (I Samuel 23, 10)

  • ¿Descenderá de verdad Saúl como tu siervo ha oído? Yahveh, Dios de Israel, hazlo saber por favor a tu siervo.» Yahveh respondió: «Bajará.» (I Samuel 23, 11)

  • Dijo Natán a Betsabé, madre de Salomón: «¿No has oído que Adonías, hijo de Jagguit, se hace el rey sin saberlo David nuestro señor? (I Reyes 1, 11)

  • El sacerdote Sadoq y el profeta Natán le han ungido rey en Guijón; han subido de allí llenos de gozo; la ciudad está alborotada; y ése es el tumulto que habéis oído. (I Reyes 1, 45)

  • Mandó el rey llamar a Semeí y le dijo: «¿Acaso no te hice jurar por Yahveh y te advertí: El día que salgas para ir acá o allá ten por sabido que sin remedio morirás y tú me has dicho: Buena es la palabra que he oído? (I Reyes 2, 42)

  • Jiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me enviaste a decir. Yo haré cuanto deseas en madera de cedro y de ciprés. (I Reyes 5, 22)

  • La reina de Sabá había oído la fama de Salomón... y vino a probarle por medio de enigmas. (I Reyes 10, 1)

  • Sus servidores le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos. Deja que nos pongamos sayales sobre nuestros lomos y cuerdas en nuestras cabezas y salgamos hacia el rey de Israel. Acaso te deje la vida.» (I Reyes 20, 31)

  • Habiendo oído todo Moab que subían los reyes para hacerles la guerra, convocaron a todos, desde los que empezaban a ceñir espada en adelante, y se apostaron en la frontera. (II Reyes 3, 21)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina