Encontrados 388 resultados para: Puso

  • El jefe de los eunucos les puso nombres nuevos: Daniel se llamaría Beltsassar, Ananías Sadrak, Misael Mesak y Azarías Abed Negó. (Daniel 1, 7)

  • Aceptó él la propuesta y les puso a prueba durante diez días. (Daniel 1, 14)

  • Por tanto, ya que en este Daniel, a quien el rey puso por sobrenombre Beltsassar, se encontró un espíritu extraordinario, ciencia, inteligencia y arte de interpretar sueños, de descifrar enigmas y de resolver dificultades, sea llamado Daniel y él dará a conocer la interpretación.» (Daniel 5, 12)

  • El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones de su cabeza, mientras se hallaba en su lecho. En seguida puso el sueño por escrito. Comienzo del relato: (Daniel 7, 1)

  • y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito. (Daniel 8, 12)

  • Y Susana se puso a gritar a grandes voces. Los dos ancianos gritaron también contra ella, (Daniel 13, 24)

  • que se puso a gritar: «¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!» (Daniel 13, 46)

  • Entonces el ángel del Señor le agarró por la cabeza y, llevándole por los cabellos, le puso en Babilonia, encima del foso, con la rapidez de su soplo. (Daniel 14, 36)

  • Y Daniel se levantó y se puso a comer, mientras el ángel de Dios volvía a llevar al instante a Habacuc a su lugar. (Daniel 14, 39)

  • Entonces Yahveh Dios dispuso una planta de ricino que creciese por encima de Jonás para dar sombra a su cabeza y librarle así de su mal. Jonás se puso muy contento por aquel ricino. (Jonás 4, 6)

  • Entonces los que temen a Yahveh se hablaron unos a otros. Y puso atención Yahveh y oyó; y se escribió ante él un libro memorial en favor de los que temen a Yahveh y piensan en su Nombre. (Malaquías 3, 16)

  • Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús. (Mateo 1, 25)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina