Encontrados 489 resultados para: Sem

  • Cuando una mujer se acueste con un hombre, produciéndose efusión de semen, se bañarán ambos con agua y quedarán impuros hasta la tarde. (Levítico 15, 18)

  • Esta es la ley relativa al hombre que padece flujo o que se hace impuro con efusión de semen, (Levítico 15, 32)

  • Ningún descendiente de Aarón, que sea leproso o padezca flujo comerá de las cosas sagradas hasta que se purifique. El que toque lo que es impuro por un cadáver, o el que haya tenido un derrame seminal, (Levítico 22, 4)

  • Contaréis siete semanas enteras a partir del día siguiente al sábado, desde el día en que habréis llevado la gavilla de la ofrenda mecida; (Levítico 23, 15)

  • Seis años sembrarás tu campo, seis años podarás tu viña y cosecharás sus productos; (Levítico 25, 3)

  • pero el séptimo año será de completo descanso para la tierra, un sábado en honor de Yahveh: no sembrarás tu campo, ni podarás tu viña. (Levítico 25, 4)

  • Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. (Levítico 25, 8)

  • Este año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, (Levítico 25, 11)

  • Si preguntáis: «¿Qué comeremos el año séptimo, puesto que no podremos sembrar ni cosechar nuestros productos?» - (Levítico 25, 20)

  • sembraréis el año octavo y seguiréis comiendo de la cosecha anterior hasta el año noveno. Hasta que venga su cosecha, seguiréis comiendo de la anterior. (Levítico 25, 22)

  • también yo haré lo mismo con vosotros. Traeré sobre vosotros el terror, la tisis y la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues se la comerán vuestros enemigos. (Levítico 26, 16)

  • Si uno consagra parte del campo de su propiedad a Yahveh, será estimado según su sembradura, a razón de cincuenta siclos de plata por cada carga de cebada de sembradura. (Levítico 27, 16)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina