Encontrados 77 resultados para: Seol

  • Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el engaño nos hemos escondido.» (Isaías 28, 15)

  • Será rota vuestra alianza con la muerte y vuestro pacto con el seol no se mantendrá. Cuando pasare el azote desbordado, os aplastará. (Isaías 28, 18)

  • Yo dije: A la mitad de mis días me voy; en las puertas del seol se me asigna un lugar para el resto de mis años. (Isaías 38, 10)

  • Que el Seol no te alaba ni la Muerte te glorifica, ni los que bajan al pozo esperan en tu fidelidad. (Isaías 38, 18)

  • Te has acercado con aceite para Mélek, multiplicaste tus aromas. Enviaste a tus emisarios muy lejos, y los hiciste bajar hasta el seol. (Isaías 57, 9)

  • abre, Señor, tus ojos y mira que no son los muertos en el seol, aquellos cuyo espíritu fue arrancado de sus entrañas, los que dan gloria y justicia al Señor, (Baruc 2, 17)

  • te has contaminado con cadáveres, contado entre los que bajan al seol? (Baruc 3, 11)

  • Desaparecieron, bajaron al seol, y otros surgieron en su lugar. (Baruc 3, 19)

  • Así dice el Señor Yahveh: El día que bajó al seol, en señal de duelo yo cerré sobre él el abismo, detuve sus ríos, y las aguas abundantes cesaron; por causa de él llené de sombra el Líbano, y todos los árboles del campo se amustiaron por él. (Ezequiel 31, 15)

  • Hice temblar a las naciones por el estrépito de su caída, cuando le precipité en el seol, con los que bajan a la fosa. En los infiernos se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y más bello del Líbano, regados todos por las aguas. (Ezequiel 31, 16)

  • Y al mismo tiempo que él, bajaron al seol, donde las víctimas de la espada, los que eran su brazo y moraban a su sombra en medio de las naciones. (Ezequiel 31, 17)

  • Le hablan de en medio del seol los más esclarecidos héroes, con sus auxiliares: «Han bajado, yacen ya los incircuncisos, víctimas de la espada». (Ezequiel 32, 21)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina