Encontrados 265 resultados para: Tribu de Simeón

  • Y toda hija que posea una herencia en una de las tribus de los israelitas se casará con uno de un clan de la tribu de su padre para que cada uno de los israelitas posea la herencia de sus padres. (Números 36, 8)

  • No podrá pasar una herencia de una tribu a otra. Cada una de las tribus de los israelitas quedará vinculada a su heredad.» (Números 36, 9)

  • Tomaron marido de los clanes de los hijos de Manasés, hijo de José, y así su herencia fue para la tribu del clan de su padre. (Números 36, 12)

  • Me pareció bien la propuesta y tomé de entre vosotros doce hombres, uno por tribu. (Deuteronomio 1, 23)

  • A la media tribu de Manasés le di el resto de Galaad y todo Basán, reino de Og: toda la confederación de Argob. (A todo este Basán es a lo que se llama el país de los refaítas.) (Deuteronomio 3, 13)

  • Cuando vosotros oísteis la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía en fuego, os acercasteis a mí todos vosotros, jefes de tribu y ancianos, (Deuteronomio 5, 23)

  • Yahveh separó entonces a la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yahveh, sirviéndole y dando la bendición en su nombre hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 8)

  • Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni heredad con Israel: vivirán de los manjares ofrecidos a Yahveh y de su heredad. (Deuteronomio 18, 1)

  • Esta tribu no tendrá heredad entre sus hermanos; Yahveh será su heredad, como él le ha dicho. (Deuteronomio 18, 2)

  • Estos son los que se situarán en el monte Garizim para dar la bendición al pueblo, cuando hayáis pasado el Jordán: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín; (Deuteronomio 27, 12)

  • Conquistamos su país, y se lo dimos en heredad a Rubén, a Gad y a la media tribu de Manasés. (Deuteronomio 29, 7)

  • Aqui estáis hoy todos vosotros en presencia de Yahveh vuestro Dios: vuestros jefes de tribu, vuestros ancianos y vuestros escribas, todos los hombres de Israel, (Deuteronomio 29, 9)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina