Encontrados 798 resultados para: bautismo con Espíritu Santo
Pues, si bien estoy corporalmente ausente, en espíritu me hallo con vosotros, alegrándome de ver vuestra armonía y la firmeza de vuestra fe en Cristo. (Colosenses 2, 5)
Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos. (Colosenses 2, 12)
ya que os fue predicado nuestro Evangelio no sólo con palabras sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión. Sabéis cómo nos portamos entre vosotros en atención a vosotros. (I Tesalonicenses 1, 5)
Por vuestra parte, os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, abrazando la Palabra con gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones. (I Tesalonicenses 1, 6)
Así pues, el que esto deprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os hace don de su Espíritu Santo. (I Tesalonicenses 4, 8)
No extingáis el Espíritu; (I Tesalonicenses 5, 19)
Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. (I Tesalonicenses 5, 23)
Saludad a todos los hermanos con el beso santo. (I Tesalonicenses 5, 26)
que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. (II Tesalonicenses 2, 2)
Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. (II Tesalonicenses 2, 13)
Y sin duda alguna, grande es el Misterio de la piedad: El ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto de los Angeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria. (I Timoteo 3, 16)
El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, (I Timoteo 4, 1)