Encontrados 168 resultados para: corte de piedra

  • Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en seres sin vida, los que llamaron dioses a obras hechas por mano de hombre, al oro, a la plata, trabajados con arte, a representaciones de animales o a una piedra inútil, esculpida por mano antigua. (Sabiduría 13, 10)

  • Como piedra de toque pesa sobre él, no tardará en sacudírsela . (Eclesiástico 6, 21)

  • A una piedra sucia se parece el perezoso, todo el mundo silba sobre su deshonra. (Eclesiástico 22, 1)

  • Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta, quien afrenta al amigo, rompe la amistad. (Eclesiástico 22, 20)

  • Quien tira una piedra al aire, sobre su propia cabeza la tira, el golpe a traición devuelve heridas. (Eclesiástico 27, 25)

  • Gasta dinero por el hermano y el amigo, que no se te enroñe bajo la piedra y lo pierdas. (Eclesiástico 29, 10)

  • Los vástagos de los impíos no tienen muchas ramas, las raíces impuras sólo hallan piedra áspera. (Eclesiástico 40, 15)

  • ¿No mató de joven al gigante, y quitó el oprobio del pueblo, blandiendo en la mano la piedra de la honda y abatiendo la arrogancia de Goliat? (Eclesiástico 47, 4)

  • Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para entrambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén. (Isaías 8, 14)

  • Por eso, así dice el Señor Yahveh: «He aquí que yo pongo por fundamento en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará. (Isaías 28, 16)

  • y han entregado sus dioses al fuego, porque ellos no son dioses, sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra, y por eso han sido aniquilados. (Isaías 37, 19)

  • los que dicen al madero: «Mi padre eres tú», y a la piedra: «Tú me diste a luz.» Tras de volverme la espalda, que no la cara, al tiempo de su mal dice: «¡Levántate y sálvanos!» (Jeremías 2, 27)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina