Encontrados 189 resultados para: cortinas del templo
Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos. (Lucas 21, 37)
Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo. (Lucas 21, 38)
Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos? (Lucas 22, 52)
Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.» (Lucas 22, 53)
y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios. (Lucas 24, 53)
Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. (Juan 2, 14)
Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; (Juan 2, 15)
Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.» (Juan 5, 14)
Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. (Juan 7, 14)
Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis. (Juan 7, 28)
Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. (Juan 8, 2)
Estas palabras las pronunció en el Tesoro, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora. (Juan 8, 20)