Encontrados 50 resultados para: cuidado

  • También Meribbaal, hijo de Saúl, bajó al encuentro del rey. No había aseado sus pies ni sus manos, no había cuidado su bigote ni había lavado sus vestidos desde el día en que se marchó el rey hasta el día en que volvió en paz. (II Samuel 19, 25)

  • El hombre de Dios envió a decir al rey de Israel: «Ten cuidado de esa plaza, porque los arameos bajan contra ella.» (II Reyes 6, 9)

  • porque los cuatro jefes de los porteros eran permanentes; algunos levitas estaban al cuidado de las cámaras y de los tesoros de la Casa de Dios. (I Crónicas 9, 26)

  • Unos tenían el cuidado de los utensilios del culto, y los contaban al meterlos y al sacarlos. (I Crónicas 9, 28)

  • Mattitías, uno de los levitas, primogénito de Sallum el coreíta, estaba al cuidado constante de las cosas que se freían en sartén. (I Crónicas 9, 31)

  • Estas secciones de los porteros, los jefes, igual que sus hermanos, tenían el cuidado del ministerio de la Casa de Yahveh. (I Crónicas 26, 12)

  • Este Selomit y sus hermanos estaban al cuidado de los tesoros de las cosas sagradas que habían consagrado el rey David, los cabezas de las casas paternas, los jefes de millar y de cien y los jefes del éjercito. (I Crónicas 26, 26)

  • Todo lo que habían consagrado el vidente Samuel, Saúl, hijo de Quis, Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia: todo lo consagrado estaba al cuidado de Selomit y sus hermanos. (I Crónicas 26, 28)

  • Llamó entonces el rey a Yehoyadá, sumo sacerdote, y le dijo: «¿Por qué no has tenido cuidado de que los levitas trajesen de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Yahveh, y la asamblea de Israel prescribieron para la Tienda del Testimonio?» (II Crónicas 24, 6)

  • Tomó todo el oro y la plata y todos los objetos que se hallaban al cuidado de Obededom en la Casa de Dios, y los tesoros de la casa del rey, así como también rehenes, y se volvió a Samaría. (II Crónicas 25, 24)

  • «No retengas el salario de los que trabajan para ti; dáselo al momento. Si sirves a Dios serás recompensado. Pon cuidado, hijo, en todas tus acciones y muéstrate educado en toda tu conducta. (Tobías 4, 14)

  • Me ha guiado incólume, ha cuidado de mi mujer, me ha traído el dinero y te ha curado a ti. ¿Qué salario voy a darle?» (Tobías 12, 3)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina