Encontrados 37 resultados para: destrucción de las cosechas

  • Respondió: Tampoco haría destrucción en gracia de los veinte.» Insistió: «Vaya, no se enfade mi Señor, que ya sólo hablaré esta vez: "¿Y si se encuentran allí diez?"» Dijo: «Tampoco haría destrucción, en gracia de los diez.» (Génesis 18, 32)

  • a mayor número de años, mayor precio cobrarás; cuantos menos años queden, tanto menor será su precio, porque lo que él te vende es el número de cosechas. (Levítico 25, 16)

  • Cada tres años apartarás todos los diezmos de tus cosechas de ese año y los depositarás a tus puertas. (Deuteronomio 14, 28)

  • Durante siete días harás fiesta a Yahveh tu Dios en el lugar elegido por Yahveh; porque Yahveh tu Dios te bendecirá en todas tus cosechas y en todas tus obras, y serás plenamente feliz. (Deuteronomio 16, 15)

  • Yahveh dará como lluvia a tu tierra polvo y arena, que caerán del cielo sobre ti hasta tu destrucción. (Deuteronomio 28, 24)

  • lo que han establecido los fieles de Israel. ¿Y tú estás buscando la destrucción de una ciudad, madre de ciudades en Israel? ¿Por qué quieres destruir una heredad de Yahveh?» (II Samuel 20, 19)

  • Cubrieron el altar de saco y clamaron insistentemente, todos a una, al Dios de Israel, para que no entregase sus hijos al saqueo, sus mujeres al pillaje, las ciudades de su herencia a la destrucción y las cosas santas a la profanación y al ludibrio, para mofa de los gentiles. (Judit 4, 12)

  • Y ahora no hay nadie que pueda valernos. Dios nos ha vendido en sus manos, para sucumbir ante ellos de sed y destrucción total. (Judit 7, 25)

  • Y en cuanto les sea concedido y lo realicen, en ese mismo momento te serán entregados para su destrucción. (Judit 11, 15)

  • prestadles ayuda para que puedan rechazar a cuantos les ataquen el día designado para su destrucción, es decir, el día trece del mes doce, el mes de Adar, (Ester 16, 20)

  • porque el Dios, Señor universal, ha mudado en gozo el día destinado a la destrucción y al exterminio de la raza elegida. (Ester 16, 21)

  • entregó a la langosta sus cosechas, el fruto de su afán al saltamontes; (Salmos 78, 46)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina