Encontrados 77 resultados para: frutos

  • Tomaron en su mano frutos del país, nos los trajeron, y nos informaron: «Buena tierra es la que Yahveh nuestro Dios nos da.» (Deuteronomio 1, 25)

  • Yahveh te hará rebosar de bienes: frutos de tus entrañas, frutos de tu ganado, y frutos de tu suelo, en esta tierra que él juró a tus padres que te daría. (Deuteronomio 28, 11)

  • Todos tus árboles y los frutos de tu suelo serán presa de los insectos. (Deuteronomio 28, 42)

  • Le hace cabalgar por las alturas de la tierra, le alimenta de los frutos del campo, le da a gustar miel de la peña, y aceite de la dura roca, (Deuteronomio 32, 13)

  • lo mejor de los frutos del sol, de lo que brota a cada luna, (Deuteronomio 33, 14)

  • El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y frutos en lo alto. (II Reyes 19, 30)

  • Así pues, no deis vuestras hijas a sus hijos ni toméis sus hijas para vuestros hijos; no busquéis nunca su paz ni su bienestar, a fin de que podáis haceros fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos para siempre." (Esdras 9, 12)

  • Míranos hoy a nosotros esclavos, y en el país que habías dado a nuestros padres para gozar de sus frutos y bienes, mira que aquí en servidumbre nos sumimos. (Nehemías 9, 36)

  • Sus muchos frutos son para los reyes, que por nuestros pecados tú nos impusiste, y que a capricho dominan nuestras personas, cuerpos y ganados. ¡En gran angustia nos hallamos! (Nehemías 9, 37)

  • y traer cada año a la Casa de Yahveh las primicias de nuestro suelo y las primicias de los frutos de todos los árboles, (Nehemías 10, 36)

  • Lo mejor de nuestras moliendas, de los frutos de todo árbol, del vino y del aceite, se lo traeremos a los sacerdotes, a los aposentos de la Casa de nuestro Dios; y el diezmo de nuestro suelo a los levitas, y ellos mismos cobrarán el diezmo en todas las ciudades de nuestra labranza; (Nehemías 10, 38)

  • si he comido sus frutos sin pagarlos y he hecho expirar a sus dueños, (Job 31, 39)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina