Encontrados 453 resultados para: gloria

  • Para esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria de nuestro Señor Jesucristo. (II Tesalonicenses 2, 14)

  • Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria, como entre vosotros, (II Tesalonicenses 3, 1)

  • según el Evangelio de la gloria de Dios bienaventurado, que se me ha confiado. (I Timoteo 1, 11)

  • Al Rey de los siglos, al Dios inmortal, invisible y único, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (I Timoteo 1, 17)

  • Y sin duda alguna, grande es el Misterio de la piedad: El ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, visto de los Angeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria. (I Timoteo 3, 16)

  • Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna. (II Timoteo 2, 10)

  • El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (II Timoteo 4, 18)

  • aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo; (Tito 2, 13)

  • el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, (Hebreos 1, 3)

  • Le hiciste por un poco inferior a los ángeles; de gloria y honor le coronaste. (Hebreos 2, 7)

  • Y a aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de todos. (Hebreos 2, 9)

  • Convenía, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. (Hebreos 2, 10)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina