Encontrados 94 resultados para: huesos

  • Sepultaron los huesos de Saúl, los de su hijo Jonatán y los de los despeñados, en tierra de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Quis, padre de Saúl, y ejecutaron cuanto había ordenado el rey, después de lo cual Dios quedó aplacado con la tierra. (II Samuel 21, 14)

  • y por orden de Yahveh apostrofó al altar diciendo: «Altar, altar, así dice Yahveh: Ha nacido a la casa de David un hijo llamado Josías que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los altos, a los que queman incienso sobre ti, y quemará huesos humanos sobre ti.» (I Reyes 13, 2)

  • Después que le hubo sepultado, dijo a sus hijos: «Cuando yo muera, me sepultaréis en el sepulcro en que ha sido sepultado el hombre de Dios; junto a sus huesos depositaréis mis huesos, (I Reyes 13, 31)

  • Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron la banda y, arrojando al hombre en el sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie. (II Reyes 13, 21)

  • Rompió las estelas, cortó los cipos y llenó sus emplazamientos de los huesos humanos. (II Reyes 23, 14)

  • Volvió la cabeza Josías y vio los sepulcros que habían allí en la montaña; mandó tomar los huesos de las tumbas y los quemó sobre el altar, profanándolo, y cumpliéndose así la palabra de Yahveh que había dicho al hombre de Dios cuando Jeroboam estaba en pie junto al altar durante la fiesta. Josías se volvió y vio la tumba del hombre de Dios que había dicho estas cosas; (II Reyes 23, 16)

  • Dijo él: «Dejadle en paz. Que nadie toque sus huesos.» Y salvaron sus huesos, junto con los huesos del profeta que vino de Samaría. (II Reyes 23, 18)

  • Inmoló sobre los altares a todos los sacerdotes de los altos que se encontraban allí y quemó sobre ellos huesos humanos. Y se volvió a Jerusalén. (II Reyes 23, 20)

  • se levantaron todos los valientes, tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Yabés. Enterraron sus huesos bajo el tamarindo de Yabés, y ayunaron siete días. (I Crónicas 10, 12)

  • Quemó los huesos de los sacerdotes sobre los altares y purificó a Judá y Jerusalén. (II Crónicas 34, 5)

  • Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne; ¡verás si no te maldice a la cara!» (Job 2, 5)

  • un temblor me entró, un escalofrío, que estremeció todos mis huesos... (Job 4, 14)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina