Encontrados 169 resultados para: nuevo testamento

  • Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! (Marcos 10, 24)

  • De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. (Marcos 12, 4)

  • Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.» (Marcos 14, 25)

  • Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras. (Marcos 14, 39)

  • Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» (Marcos 14, 61)

  • Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo.» (Marcos 14, 70)

  • Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo. (Lucas 5, 36)

  • «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder; (Lucas 5, 37)

  • sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos. (Lucas 5, 38)

  • Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: «El añejo es el bueno.» (Lucas 5, 39)

  • Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, (Lucas 23, 20)

  • Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. (Juan 1, 35)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina