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Este es el tenor de la carta que envió el profeta Jeremías desde Jeursalén al resto de los ancianos de la deportación, a los sacerdotes, profetas y pueblo en general, que había deportado Nabucodonosor desde Jerusalén a Babilonia (Jeremías 29, 1)
Pues así dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegría, y gritos por la capital de las naciones; hacedlo oír, alabad y decid: «¡Ha salvado Yahveh a su pueblo, al Resto de Israel!» (Jeremías 31, 7)
cuanto al resto del pueblo que quedaba en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él y a los artesanos restantes los deportó Nebuzaradán, jefe de la guardia, a Babilonia. (Jeremías 39, 9)
También todos los judíos que había en Moab, entre los ammonitas, y en Edom, y los que había en todos los demás países oyeron que había dejado el rey de Babilonia un resto a Judá y que había encargado de él a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán. (Jeremías 40, 11)
Entonces Yojanán, hijo de Caréaj, dijo a Godolías secretamente en Mispá: «Ea, iré yo y asestaré el golpe a Ismael, hijo de Netanías, sin que nadie lo sepa. ¿Por qué tiene que asesinarte él a ti, lo que supondría la desbandada de todo Judá, apiñado en torno tuyo, y la pérdida del resto de Judá?» (Jeremías 40, 15)
Luego Ismael hizo prisioneros a todo el resto del pueblo que quedaba en Mispá, a las hijas del rey y a todo el pueblo que quedaba en Mispá, que Nebuzaradán, jefe de la guardia, había encomendado a Godolías, hijo de Ajicam; y de madrugada se fue Ismael, hijo de Netanías, a pasarse a los ammonitas. (Jeremías 41, 10)
Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las fuerzas que le acompañaban recogieron de Mispá a todo el resto de la gente que Ismael, hijo de Netanías, había hecho prisionera después que hubo matado a Godolías, hijo de Ajicam - hombres, gente de guerra, mujeres, niños y eunucos -, a los cuales hizo volver de Gabaón. (Jeremías 41, 16)
y dijeron al profeta Jeremías: «Caiga bien nuestra demanda de favor ante ti, y ruega a tu Dios Yahveh por nosotros, por todo este resto, pues hemos quedados pocos de muchos que éramos, como tus ojos están viendo, (Jeremías 42, 2)
¡pues bien! en ese caso, oíd la palabra de Yahveh, oh resto de Judá. Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Si vosotros enderezáis rumbo a Egipto, y entráis como refugiados allí, (Jeremías 42, 15)
Ha dicho Yahveh respecto a vosotros, resto de Judá: "No entréis en Egipto." Podéis estar seguros que os lo he avisado hoy, (Jeremías 42, 19)
antes bien, Yojanán, hijo de Caréaj, y todos los jefes de las tropas tomaron consigo a todo el resto de Judá, los que habían regresado, para habitar en tierra de Judá, de todas las naciones adonde habían sido rechazados: (Jeremías 43, 5)
Ahora, pues, así dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios de Israel: ¿Por qué os hacéis tanto daño a vosotros mismos, hasta borraros a hombre y mujer, niño y lactante de en medio de Judá sin que os quede resto, (Jeremías 44, 7)