Encontrados 547 resultados para: sabiduría de Salomón

  • El rey Salomón encargó de ello a Benaías, hijo de Yehoyadá, que le hirió y murió. (I Reyes 2, 25)

  • Y expulsó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Yahveh cumpliendo la palabra que Yahveh pronunció contra la casa de Elí en Silo. (I Reyes 2, 27)

  • Avisaron al rey Salomón: «Joab se ha refugiado en la Tienda de Yahveh y está al lado del altar.» Envió Salomón a decir a Joab: «¿Qué te sucede, que te refugias en el altar?» Respondió Joab: «He tenido miedo de ti y me he refugiado junto a Yahveh.» Envió Salomón a Benaías, hijo de Yehoyadá, con esta orden: «Vete y mátale.» (I Reyes 2, 29)

  • Avisaron a Salomón: «Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha vuelto.» (I Reyes 2, 41)

  • mientras el rey Salomón será bendito y el trono de David permanecerá ante Yahveh para siempre.» (I Reyes 2, 45)

  • Dio orden el rey a Benaías, hijo de Yehoyadá, que salió e hirió a Semeí; éste murió. Y el reino se consolidó en las manos de Salomón. (I Reyes 2, 46)

  • Salomón fue yerno de Faraón, rey de Egipto; tomó la hija de Faraón y la llevó a la Ciudad de David, mientras terminaba de construir su casa, la casa de Yahveh y la muralla en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)

  • Salomón amaba a Yahveh y andaba según los preceptos de David su padre, pero ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los altos. (I Reyes 3, 3)

  • Fue el rey a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, porque aquel es el alto principal. Salomón ofreció mil holocaustos en aquel altar. (I Reyes 3, 4)

  • En Gabaón Yahveh se apareció a Salomón en sueños por la noche. Dijo Dios: «Pídeme lo que quieras que te dé.» (I Reyes 3, 5)

  • Salomón dijo: «Tú has tenido gran amor a tu siervo David mi padre, porque él ha caminado en tu presencia con fidelidad, con justicia y rectitud de corazón contigo. Tú le has conservado este gran amor y le has concedido que hoy se siente en su trono un hijo suyo. (I Reyes 3, 6)

  • Plugo a los ojos del Señor esta súplica de Salomón, (I Reyes 3, 10)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina