Encontrados 297 resultados para: sacrificio humano

  • Es un sacrificio de reparación, pues era ciertamente culpable ante Yahveh. (Levítico 5, 19)

  • Entregará para Yahveh su sacrificio de reparación: un carnero del rebaño, sin defecto, según su valoración, como sacrificio de reparación ante el sacerdote. (Levítico 5, 25)

  • No se la cocerá con levadura: es la porción que yo les doy de los manjares que se abrasan para mí. Es cosa sacratísima, como el sacrificio por el pecado y como el sacrificio de reparación. (Levítico 6, 10)

  • Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se inmola el holocausto, delante de Yahveh, será inmolada también la víctima por el pecado. Es cosa sacratísima. (Levítico 6, 18)

  • Esta es la ley del sacrificio de reparación: Es cosa sacratísima. (Levítico 7, 1)

  • El sacerdote lo quemará sobre el altar como manjar abrasado para Yahveh. Es un sacrificio de reparación. (Levítico 7, 5)

  • El sacrificio por el pecado es como el sacrifico de reparación: tienen la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que hace la expiación con ella. (Levítico 7, 7)

  • Esta es la ley del sacrificio de comunión que se ofrece a Yahveh: (Levítico 7, 11)

  • Si se ofrece en alabanza, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio de alabanza, panes ázimos amasados con aceite, tortas ázimas untadas de aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite. (Levítico 7, 12)

  • Se añadirá esta ofrenda a las tortas de pan fermentado y al sacrificio de comunión en alabanza. (Levítico 7, 13)

  • Se reservará una pieza de cada clase como ofrenda reservada a Yahveh y corresponderá al sacerdote que derrama la sangre del sacrificio de comunión. (Levítico 7, 14)

  • La carne del sacrificio de comunión en alabanza se comerá el mismo día de su ofrecimiento, sin dejar nada de ella para la mañana siguiente. (Levítico 7, 15)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina