Encontrados 4097 resultados para: siervos de Dios

  • Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle. (I Juan 5, 18)

  • Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno. (I Juan 5, 19)

  • Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la Vida eterna. (I Juan 5, 20)

  • La gracia, la misericordia y la paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros según la verdad y el amor. (II Juan 1, 3)

  • Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo. (II Juan 1, 9)

  • Ellos han dado testimonio de tu amor en presencia de la Iglesia. Harás bien en proveerles para su viaje de manera digna de Dios. (III Juan 1, 6)

  • Querido, no imites lo malo, sino lo bueno. El que obra el bien es de Dios; el que obra el mal no ha visto a Dios. (III Juan 1, 11)

  • Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo. (Judas 1, 1)

  • Porque se han introducido solapadamente algunos que hace tiempo la Escritura señaló ya para esta sentencia. Son impíos, que conviertan en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro Jesucristo. (Judas 1, 4)

  • manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. (Judas 1, 21)

  • al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén. (Judas 1, 25)

  • Revelación de Jesucristo; se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto; y envió a su Angel para dársela a conocer a su siervo Juan, (Apocalipsis 1, 1)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina