Encontrados 14 resultados para: soledad

  • En tierra desierta le encuentra, en la soledad rugiente de la estepa. Y le envuelve, le sustenta, le cuida, como a la niña de sus ojos. (Deuteronomio 32, 10)

  • agotado por el hambre y la penuria. Roían las raíces de la estepa, lugar sombrío de ruina y soledad. (Job 30, 3)

  • con el auxilio del Señor, quedó humillado por los mismos que él despreciaba como los más viles; despojándose de sus galas, como un fugitivo a campo través, buscando la soledad llegó hasta Antioquía con mucha suerte, después del desastre de su ejército. (II Macabeos 8, 35)

  • ya fuera labrador o pastor, o bien un obrero dedicado en la soledad a su trabajo, sorprendido, soportaba la ineludible necesidad, (Sabiduría 17, 17)

  • Ha quedado en la ciudad soledad, y de desolación está herida la puerta. (Isaías 24, 12)

  • Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y las avestruces, pues pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar de beber a mi pueblo elegido. (Isaías 43, 20)

  • Voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, guarida de chacales, y de las ciudades de Judá haré una soledad sin ningún habitante. (Jeremías 9, 10)

  • y dirás: "Yahveh, tú has hablado respecto a este lugar, de destruirlo sin que haya en él habitante, ya sea persona o animal, sino que soledad por siempre será." (Jeremías 51, 62)

  • Que nadie se regocije de mí, la viuda abandonada de tantos; estoy en soledad por los pecados de mis hijos, porque se desviaron de la Ley de Dios, (Baruc 4, 12)

  • Extenderé mi mano contra ellos y haré de esta tierra una soledad desolada, desde el desierto hasta Riblá, en todo lugar donde habiten; y sabrán que yo soy Yahveh. (Ezequiel 6, 14)

  • Convertiré esta tierra en soledad desolada, y se acabará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados y nadie pasará más por ellos. (Ezequiel 33, 28)

  • Y se sabrá que yo soy Yahveh, cuando convierta esta tierra soledad desolada, por todas las abominaciones que han cometido. (Ezequiel 33, 29)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina