Encontrados 16 resultados para: tumulto

  • Oyó Elí los gritos y preguntó: «¿Qué tumulto es éste?» Diose prisa el hombre y se lo anunció a Elí. (I Samuel 4, 14)

  • Pero mientras Saúl hablaba al sacerdote, el tumulto del campamento filisteo iba creciendo y Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano.» (I Samuel 14, 19)

  • Preguntó el rey: «¿Está bien el joven Absalón?» Ajimaas respondió: «Yo vi un gran tumulto cuando el siervo del rey, Joab, envió a tu siervo pero no sé qué era.» (II Samuel 18, 29)

  • El sacerdote Sadoq y el profeta Natán le han ungido rey en Guijón; han subido de allí llenos de gozo; la ciudad está alborotada; y ése es el tumulto que habéis oído. (I Reyes 1, 45)

  • Calmado el tumulto provocado por los hombres que estaban en torno al Consejo. Holofernes, jefe supremo del ejército de Asiria, dijo a Ajior delante de todos los pueblos extranjeros y de los moabitas: (Judit 6, 1)

  • Se ríe del tumulto de las ciudades, no oye los gritos del arriero; (Job 39, 7)

  • con quien me unía una dulce intimidad, en la Casa de Dios! ¡Oh, váyanse en tumulto, (Salmos 55, 15)

  • Entre clamores y tumulto, bendecían al Señor en su lengua patria. (II Macabeos 15, 29)

  • Porque así me ha dicho Yahveh: Como ruge el león y el cachorro sobre su presa, y cuando se convoca contra él a todos los pastores, de sus voces no se intimida, ni de su tumulto se apoca: tal será el descenso de Yahveh Sebaot para guerrear sobre el monte Sión y sobre su colina. (Isaías 31, 4)

  • Por eso, así dice el Señor Yahveh: Porque vuestro tumulto es mayor que el de las naciones que os rodean, porque no os habéis conducido según mis decretos ni habéis observado mis normas, y ni siquiera os habéis ajustado a las normas de las naciones que os rodean, (Ezequiel 5, 7)

  • tumulto de guerra se alzará en tu pueblo, y todas tus fortalezas serán devastadas, como Salmán devastó a Bet Arbel el día de la batalla, cuando la madre fue estrellada sobre sus hijos. (Oseas 10, 14)

  • Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.» (Mateo 27, 24)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina