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Ante ti somos extranjeros y emigrantes, como lo fueron todos nuestros padres. Nuestros días sobre la tierra pasan como sombra en la cual no hay esperanza. (I Crónicas 29, 15)
El Señor ensalzó grandemente al rey Salomón ante todo el pueblo y le concedió un reinado tan glorioso cual nunca rey alguno había tenido antes de él en Israel. (I Crónicas 29, 25)
Pues los ojos del Señor recorren toda la tierra para sostener a cuantos le sirven de todo corazón. Tú has obrado como un insensato, por lo cual a partir de ahora vivirás en guerra". (II Crónicas 16, 9)
al cual fue a visitar después de algunos años a Samaría. (II Crónicas 18, 2)
El rey de Israel respondió a Josafat: "Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas; es Miqueas, hijo de Yimlá". Josafat dijo: "No hable así el rey". (II Crónicas 18, 7)
Yehoyadá selló un pacto entre el Señor, el pueblo y el rey, por el cual se comprometían a ser el pueblo del Señor. (II Crónicas 23, 16)
el cual le casó con dos mujeres, de las cuales tuvo hijos e hijas. (II Crónicas 24, 3)
Cuando terminaron, llevaron al rey y a Yehoyadá el dinero sobrante, con el cual se hicieron utensilios para el templo del Señor: utensilios para el ministerio y los holocaustos, copas y objetos de oro y plata. Mientras vivió Yehoyadá, todos los días se ofrecieron holocaustos en el templo. (II Crónicas 24, 14)
Judá fue derrotado frente a Israel, y cada cual huyó a su casa. (II Crónicas 25, 22)
y el Señor envió a un ángel, que aniquiló a todos los soldados, jefes y oficiales del campamento del rey de Asiria, el cual se vio obligado a regresar lleno de vergüenza a su tierra, donde murió asesinado a golpe de espada por sus propios hijos cuando estaba en el templo de su dios. (II Crónicas 32, 21)
Después de esto restauró la muralla exterior de la ciudad de David, al occidente de Guijón, en el valle, hasta la puerta de los Peces, la cual rodeaba al Ofel y era muy alta. Puso jefes militares en todas las ciudades fortificadas de Judá. (II Crónicas 33, 14)
Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios, y no quiso humillarse delante del profeta Jeremías, el cual hablaba en nombre del Señor. (II Crónicas 36, 12)