Encontrados 85 resultados para: �Sabes

  • Ahora conocemos que lo sabes todo y nadie necesita preguntarte; por eso creemos que has salido de Dios". (Juan 16, 30)

  • Pilato le dijo: "¿Por qué no me contestas? ¿No sabes que puedo darte la libertad o crucificarte?". (Juan 19, 10)

  • Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Pedro le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te amo". Jesús le dijo: "¡Apacienta mis corderos!". (Juan 21, 15)

  • Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te amo". Jesús le dijo: "¡Apacienta mis ovejas!". (Juan 21, 16)

  • Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Pedro se entristeció porque le había preguntado por tercera vez si lo amaba, y le respondió: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo". Jesús le dijo: "¡Apacienta mis ovejas!". (Juan 21, 17)

  • Cuando estaban para meterlo en la fortaleza, Pablo dijo al comandante: "¿Puedo decirte una cosa?". Y él dijo: "¿Sabes griego? (Hechos 21, 37)

  • Pablo dijo: "Estoy ante el tribunal del césar, donde debo ser juzgado. Yo no he cometido ningún delito contra los judíos, como tú sabes muy bien. (Hechos 25, 10)

  • conoces su voluntad, sabes discernir lo mejor instruido por la ley, (Romanos 2, 18)

  • Sabes que me han abandonado todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes. (II Timoteo 1, 15)

  • Que el Señor tenga misericordia de él en el último día. Tú sabes mejor que nadie los servicios que prestó en Éfeso. (II Timoteo 1, 18)

  • En cuanto a Demetrio, todo el mundo da testimonio de él, aun la misma verdad. Nosotros mismos damos testimonio de él, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero. (III Juan 1, 12)

  • Estás diciendo: Yo soy rico, yo me he enriquecido, a mí no me falta nada; y no sabes que eres desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3, 17)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina