Encontrados 217 resultados para: ángel

  • Entonces el ángel de Dios, que iba delante de las huestes de Israel, se puso en marcha y se colocó detrás de ellos. Se puso igualmente en marcha la columna de nube, que también fue a situarse detrás de ellos, (Exodo 14, 19)

  • Yo enviaré un ángel delante de ti, para que te cuide en el camino y te lleve a la tierra que yo te he preparado. (Exodo 23, 20)

  • porque mi ángel irá delante de ti y te llevará a la tierra de los amorreos, hititas, fereceos, cananeos, heveos y jebuseos: yo los exterminaré. (Exodo 23, 23)

  • Ahora anda, conduce al pueblo al lugar que te he ordenado. Mi ángel irá delante de ti. Pero en el día de mi visita los castigaré por su pecado". (Exodo 32, 34)

  • Yo enviaré un ángel delante de ti y echaré al cananeo, al amorreo, al hitita, al fereceo, al heveo y al jebuseo; (Exodo 33, 2)

  • Clamamos al Señor, que oyó nuestra voz y envió un ángel, que nos sacó de Egipto. Y aquí estamos ahora en Cades, ciudad que se encuentra en los confines de tus dominios. (Números 20, 16)

  • Su partida encendió la cólera del Señor; y el ángel del Señor se puso delante de él, en el camino, para cerrarle el paso. Montaba Balaán su burra, y le acompañaban dos de sus criados. (Números 22, 22)

  • La burra, al ver al ángel del Señor apostado en el camino con la espada desenvainada en la mano, se salió del camino y tiró por el campo. Balaán le pegaba para hacerla volver al camino. (Números 22, 23)

  • El ángel del Señor se cruzó entonces en un camino estrecho, en medio de las viñas, con pared a un lado y a otro. (Números 22, 24)

  • La burra, al ver al ángel del Señor, pasó rozando la pared y pillando contra ella el pie de Balaán, el cual se puso a pegarle de nuevo. (Números 22, 25)

  • El ángel del Señor se adelantó y se puso otra vez en un lugar tan estrecho que no había espacio para pasar ni por un lado ni por otro. (Números 22, 26)

  • Cuando el asna vio al ángel del Señor, se tumbó debajo de Balaán, el cual, enfurecido, le pegaba con el palo. (Números 22, 27)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina