Encontrados 17 resultados para: Castigos

  • Si todavía no me obedecéis, multiplicaré por siete mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 18)

  • Si todavía seguís obstinados contra mí y no me queréis obedecer, multiplicaré siete veces más mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 21)

  • yo me obstinaré también contra vosotros y multiplicaré de nuevo por siete mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 24)

  • yo me obstinaré con furor contra vosotros y multiplicaré por siete una vez más mis castigos por vuestros pecados. (Levítico 26, 28)

  • Si uno tiene un hijo indócil y rebelde, que no obedece a sus padres ni a fuerza de castigos, (Deuteronomio 21, 18)

  • Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Si hace mal, yo lo castigaré con varas de hombre y con castigos corrientes entre los hombres. (II Samuel 7, 14)

  • "Anda y di a David: Te propongo tres castigos; elige uno de ellos, y yo lo llevaré a cabo". (II Samuel 24, 12)

  • "Anda y di a David: Esto dice el Señor: Te propongo tres castigos, para que elijas uno de ellos". (I Crónicas 21, 10)

  • Yo, como mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes patrias, pidiendo a Dios que muestre pronto su misericordia con su pueblo, y a ti, con tormentos y castigos, te obligue a confesar que sólo él es Dios. (II Macabeos 7, 37)

  • Pues cuando oyeron que sus propios castigos venían a ser favores para los otros, sintieron la mano del Señor. (Sabiduría 11, 13)

  • Mas los que no escarmentaron con tales castigos irrisorios habrían de experimentar un castigo digno de Dios. (Sabiduría 12, 26)

  • Mientras, sobre los pecadores cayeron los castigos, no sin precederles las señales precursoras de violentos rayos; pues justamente padecían por sus maldades, por haber alimentado el odio más feroz contra los extranjeros. (Sabiduría 19, 13)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina